Anexo I

Anexo I

Algunas nociones sobre meteorología

La gran influencia que los agentes atmosféricos (viento, lluvia, niebla, nieve, hielo, etc.) pueden ejercer en la montaña y sobre el montañero hacen ineludible que éste posea unos conocimientos, siquiera someros, sobre la forma en que dichos elementos pueden manifestarse y la manera de hacerles frente.

foto1La Meteorología es la ciencia que estudia los fenómenos que tienen lugar en la atmósfera y las leyes que los producen. La atmósfera es la envoltura gaseosa que rodea la Tierra y cualquier variación que tenga lugar en ella afecta a nuestra vida diaria, e incluso a la misma estructura de nuestro planeta, la cual se ve modificada continuamente por la acción de los agentes atmosféricos; el color normal de la atmósfera es azul. El fluido que compone la atmósfera es el aire, el cual está compuesto en su mayor parte por nitrógeno (78%) y oxígeno (21%), más otra serie de gases en una proporción pequeñísima: argón (0,93%), anhídrido carbónico (0,03%), hidrógeno (0,01%) y otros en menores proporciones aún (neón, criptón, helio, ozono...), pero esta composición no es constante sino que varía con la altura. El aire tiende a llenar cualquier hueco que se produce en su masa; así, la porción de aire que existe en la atmósfera a ras del suelo soportará el peso de todo el aire que tiene encima y a su vez ejercerá un empuje equivalente en todas direcciones y sobre cualquier superficie: es lo que se llama presión atmosférica; para medir la presión atmosférica se utiliza la baria, que es la presión de una DINA por centímetro cuadrado, aunque la unidad comúnmente utilizada en meteorología es el milibar(mb), que equivale a mil barias. A medida que nos separamos de la Tierra, al ser cada vez menor la masa de aire que queda encima, disminuye la presión atmosférica, de tal forma que para pequeñas diferencias de nivel y hasta alturas de 1.000 metros la disminución de la presión atmosférica suele ser constante, 1 mb por cada 8,3 metros de subida (esta proporción no es válida para alturas considerables; en ellas la disminución de la presión atmosférica responde a la siguiente regla: “cuando la altitud aumenta en progresión aritmética, la presión atmosférica decrece en progresión geométrica”); a 50 kilómetros de altitud la presión queda anulada produciéndose el vacío. Las líneas isobaras son aquellas que unen los puntos de igual presión, igual que ocurre con las curvas de nivel en los planos topográficos; en los mapas meteorológicos se traza una línea cada cuatro milibares de diferencia de presión; las curvas cerradas indican centros de alta o baja presión, según que la enumeración sea decreciente o creciente desde el centro; la mayor o menor proximidad de las curvas indica la mayor o menor fuerza del viento.

La temperatura es una variable termodinámica que determina el estado térmico de los cuerpos. La influencia de la temperatura sobre la atmósfera (en concreto, sobre la troposfera, que es la zona de la atmósfera que está en contacto con la Tierra) es la que determina la mayor parte de la formación de los fenómenos atmosféricos, debido a una ley física según la cual cuando un cuerpo con una temperatura determinada se encuentra en presencia de otro con una temperatura distinta se produce una transmisión de calor del más caliente al más frío.

foto2La diferencia de presión entre dos masas de aire desigualmente calentadas origina una circulación atmosférica de los sitios de mayor presión a los de menor: es lo que conocemos como el viento, que es el aire en movimiento, tanto más intenso cuanto más acusada sea la diferencia de presión que lo motiva. En él hay que considerar: la dirección, o lugar de donde procede el viento, y la fuerza del viento, que guarda estrecha relación con su velocidad. Por lo que respecta al viento y su incidencia en la montaña, hay que prestar especial atención a las turbulencias: el viento que sopla desde el valle hacia la montaña toma una dirección ascendente y es relativamente suave y uniforme; pero, una vez alcanzada la cumbre, tiende a rellenar la depresión ocasionada al otro lado, convirtiéndose entonces en un viento descendente, generalmente muy turbulento (esta particularidad representa un grave peligro para quienes realizan la modalidad deportiva de vuelo sin motor o paracaidismo cuando vuelan próximos a las cumbres).

Se conoce como humedad atmosférica al vapor del agua contenido en el aire; este vapor procede de la evaporización de las masas de agua de la superficie terrestre. Cuando la cantidad de vapor de agua contenido en la atmósfera sobrepasa un determinado índice, éste se condensa en gotas de agua líquida que quedan en suspensión; si la condensación de vapor de agua se produce a ras de suelo origina la niebla, y cuando se produce en altura aparecen las nubes. En la montaña, la niebla lo es para aquel que se encuentra inmerso en ella; sin embargo, para el observador que se encuentre en el llano ese mismo fenómeno será nube. La intensidad de la niebla se gradúa por la distancia de visibilidad horizontal, distinguiéndose tres grados:

  • Niebla débil o ligeraVisibilidad hasta 1 km.
  • Niebla moderadaVisibilidad hasta 500 m.
  • Niebla densa o cerradaVisibilidad hasta 50 m.

Las nubes se presentan con múltiples formas y variaciones en su aspecto, superposición, velocidad, etc., que es necesario conocer pues van asociadas a distintas clases de tiempo. Cuando las gotas de agua que forman las nubes crecen de tamaño de forma que lleguen a ser capaces de vencer la resistencia del aire, entonces caen al suelo en forma de precipitación: lluvia, nieve o granizo.

Un fenómeno característico de la montaña es la ventisca, que se produce con un viento fuerte o huracanado levanta la nieve blanda formando nubes de polvo blanco, que dificultan e incluso impiden la visibilidad, a la vez que la cara y las partes del cuerpo que van descubiertas tienen que soportar los rigores de la nieve proyectada violentamente. El transporte de la nieve por el viento se acumula en los lugares bajos o resguardados, llamados ventisqueros, en los que cobra espesores notables.

foto3Tanto la superficie terrestre como la masa de aire que la recubre están cargados de electricidad. La Tierra, buena conductora de la electricidad, está dotada de una forma permanente de carga negativa, mientras que el aire encierra un cierto número de iones, tanto positivos como negativos, que se agitan constantemente en todas direcciones. La presencia de nubes altera profundamente el estado eléctrico normal de la atmósfera, pues absorben y acumulan gran cantidad de electricidad; las gotitas de agua y cristales de las nubes, que son buenos conductores, recogen la electricidad de los iones libres del aire y adquieren una carga apreciable de uno y otro signo. Las nubes, cargadas de electricidad, liberan ésta mediante descargas eléctricas; la descarga puede ocurrir entre dos partes de una misma nube, entre nubes distintas o entre una nube y la tierra. El efecto de la descarga es el rayo, y la luz que éste despide a través de un resplandor brillante, el relámpago, siendo el trueno el ruido inconfundible que sigue al chasquido de la chispa y que se prolonga por los ecos que se producen al reflejarse el sonido en las nubes y en las montañas. Ante una tormenta con rayos es peligroso colocarse en lugares elevados o salientes, o cobijarse bajo un árbol aislado. El rayo, el relámpago y el trueno se producen simultáneamente, pero como la velocidad a la que viaja la luz (300.000 kilómetros por segundo) es muy superior a la del sonido (340 metros por segundo), veremos primero la luz del relámpago y segundos después oiremos el sonido del trueno; para calcular la distancia a la que se ha producido la descarga eléctrica basta con multiplicar por 340 el número de segundos transcurridos entre la visión del rayo y la escucha del trueno.

La tormenta es la expresión más violenta, peligrosa y temible de una perturbación meteorológica. El origen de las tormentas es siempre una situación atmosférica inestable originada por fuertes corrientes ascendentes de aire y su desarrollo se puede dividir en tres fases:

  • Fase de acumulación: se inicia con la aparición de cirros en el cielo (los cirros son nubes blancas, filamentosas y sin sombras propias, que se presentan aisladas y con aspectos muy variados; se forman a altitudes de entre 7.500 a10.000 metros); a continuación las corrientes ascendentes desarrollan “cúmulos” (nubes blancas y densas, de textura algodonosa, de base plana y cima con protuberancias redondeadas parecida a una coliflor), que crecen y se van acumulando verticalmente hasta convertirse en “cumulonimbus” (masas de nubes de grandes dimensiones que se elevan en forma de montañas o de torres y cuya parte superior se asemeja a un yunque) a una altura aproximada de 8.000 metros.
  • Fase de madurez: comienza cuando la nube así formada alcanza altura suficiente para que se produzca la precipitación; entonces, la lluvia que cae y los cristales de hielo que se forman enfrían el aire, produciéndose fuertes corrientes descendentes; el viento se vuelve impetuoso y en la parte anterior de la tormenta se producen tolvaneras, se ven algunos relámpagos y se oyen los primeros truenos.
  • Fase final: la tormenta descarga con fuertes aguaceros, o con granizo o pedrisco y con acompañamiento de aparato eléctrico; desaparecen las corrientes ascendentes del interior de la nube y, al no existir en ella nada más que corrientes descendentes, arrecia la precipitación, a la par que se suceden las chispas eléctricas.
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En la montaña, aún cuando las condiciones meteorológicas cambian con frecuencia y son más difíciles de predecir, no obstante es importante conocer de antemano la previsión del tiempo a la hora de organizar una excursión. Desde luego, la mejor y más completa previsión es la que facilita el Servicio Meteorológico Nacional a través de sus diversos boletines informativos, pero también los indicios atmosféricos que seamos capaces de deducir en función del conocimiento que tengamos de los fenómenos locales más frecuentes, como puede ser el aspecto del cielo, la intensidad o velocidad del viento, la visibilidad, etc. Es en estas últimas señales en las que nos vamos a detener someramente, aún cuando este tipo de predicción sea la más imprecisa y expuesta a error.

En primer lugar, es esencial el saber discernir entre el verdadero buen tiempo estable, motivado por la persistencia de un régimen de altas presiones, y la mejoría transitoria, correspondiente a los intervalos que dejan los sistemas nubosos en movimiento. Son signos de buen tiempo estable:

  • Cielo ligeramente rosáceo al amanecer, el disco solar límpido y brillante y nieblas matinales en el fondo de los valles.
  • Durante el día, el cielo despejado, cálido y seco. La visibilidad suele verse empañada a causa de la bruma ligera que reina en el ambiente.
  • La brisa del valle empieza a soplar hacia las nueve o las diez de la mañana y adquiere su mayor fuerza al mediodía. Sobre las pendientes de las montañas, a alturas similares, es frecuente la formación de cúmulos, que se elevan después del mediodía, cubriendo las cumbres, y se esfuman al atardecer.
  • En el ocaso, el cielo está claro y presenta un colorido amarillo rojizo, con el horizonte despejado. Tras un intervalo de calma, la brisa de la montaña reemplaza a la del valle.
  • La noche refresca notablemente, originando rocío o escarcha, según la estación. En invierno, la noche de luna brillante o muy estrellada puede pronosticar helada.
  • De forma general, los vientos fríos y secos del Norte, Este y Noreste, así como los que siguen al sol en su carrera diurna, llevan consigo y mantienen el buen tiempo.
  • La formación y persistencia de las nieblas indican predominio de las altas presiones y es signo de estabilidad atmosférica.
  • Los insectos y pájaros despliegan gran actividad.

Indicios anunciadores de cambio de tiempo:

  • Con respecto a la nubosidad:
    • Si con buen tiempo cruzan el cielo nubes a distintas alturas, se acerca un frente, lo que presagia mal tiempo.
    • En situación normal, el calentamiento nocturno ocasionado por la nubosidad se pone de manifiesto: por la mañana, por la ausencia de rocío y estado de la nieve poco o nada helada, y, eventualmente, por el desprendimiento de aludes nocturnos o matinales.
    • Por el contrario, la llegada de un cuerpo nuboso durante el día produce la refrigeración de la atmósfera en verano y su calentamiento en invierno. En verano se nota que el fuego no tira bien y que el humo se estanca; en invierno, las nieblas suben de los valles y se disuelven en las alturas.
    • La presencia de la cola de un sistema nubosos (fin de la perturbación) se aprecia por un refrescamiento importante durante la noche; y durante el día, por un recalentamiento en verano y un refrescamiento en invierno. Algunos indicios de este refrescamiento diurno invernal son: transformación de la precipitación de agua en nieve tras un período prolongado de mal tiempo, la disminución progresiva del tamaño de los copos de nieve y la visión, a través de claros, de los flancos blanqueados de las montañas.
  • Con respecto a los vientos:
    • El viento cálido y húmedo, generalmente del Sur, va acompañado de lluvias, nieve o tormentas en invierno; en primavera se producen aludes, y tormentas en verano.
    • El viento frío y húmedo del Oeste y Noroeste suele producir mucha nubosidad, originando lluvias en verano y nevadas y ventiscas en invierno.
    • Otro indicio muy significativo es el cambio de dirección del viento, pues indica el curso que siguen las masas de aire. Sobre todo, si cambia de Norte o Noreste a Sur o Suroeste, señala la aproximación de borrascas.
    • Debido a que en la montaña existen causas modificadoras de la dirección de los vientos, para relacionarlos con las perturbaciones atmosféricas se hace preciso conocer las características locales que presentan.

Indicios por la observación del cielo:

  • Color del cielo
    • El color rosáceo significa que el aire está seco, el amarillo que está húmedo y el verdoso que hay mucha humedad.
    • Todos los colores brillantes son un mal presagio, pero el verde, invariablemente, es señal de que se cierne el mal tiempo.
    • El cielo de buen tiempo es siempre rosa cuando va a salir el sol, como también lo es el primer rayo solar que incide sobre un pico elevado. Este color pasa rápidamente a amarillo dorado si el día va a ser bueno, mientras que no cambiará si el cielo se va a cubrir.
    • Un cielo rosado al atardecer, con pocas o ninguna nube, es síntoma de muy buen tiempo. Las fajas escarlata, violeta o rojo encendido, al ponerse el sol, constituyen malos presagios.
    • Una puesta de sol en un cielo amarillo pálido anuncia lluvia; cuando el amarillo es brillante anuncia viento, que será fuerte si las nubes se ven arreboladas.
    • También es signo de viento la aparición de la luna roja.
  • Las nubes
    • La observación de las nubes permite conocer la dirección y fuerza del viento en las capas altas, que se deducen con aproximación observando a simple vista su movimiento.
    • La evolución del tiempo se puede deducir de la aparición o presencia de ciertos tipos de nubes: los cirros, si se presentan aislados y se desplazan despacio, resultan inofensivos, pero si marchan en cabeza de un sistema nuboso son síntoma de mal tiempo, y si tienen tendencia a convertirse en cirrostratos o altostratos, el mal tiempo es inminente; los cúmulos suelen ser signo de buen tiempo; los altostratos auguran mal tiempo; los altocúmulos, después de algunos días de buen tiempo, anuncian lluvia próxima, pero si se observan con tiempo lluvioso, indican mejoría; los cirrocúmulos son signo de viento en altura; los nimbostratos son nubes características de lluvia.
    • Con independencia de lo anterior, hay que recordar que cada región montañosa tiene sus particularidades, que influyen en la formación de las llamadas nubes orográficas.

Señales suministradas por los seres vivos. Es sabido que la conducta de algunos animales guarda relación con los cambios de tiempo; también la sensibilidad humana se ve afectada por la proximidad de las perturbaciones. Como observaciones biológicas más sintomáticas de la inestabilidad atmosférica se pueden señalar:

  • La mayor parte de las aves insectívoras vuelan bajo y lanzan chillidos.
  • Los grajos vuelan en bandadas y principalmente por la mañana.
  • Las gaviotas vuelan alto y hacia tierra.
  • Los peces saltan para atrapar moscas y mosquitos a ras del agua.
  • El gallo canta a deshora.
  • Los tábanos, moscas y mosquitos despliegan actividad agresiva y pertinaz.
  • El ganado se siente inquieto y busca resguardo.
  • Durante la tarde, las babosas, gusanos, sapos, culebras, etc., hacen su aparición y cruzan los caminos.
  • Los animales salvajes, liebres, zorros, etc., salen de sus abrigos y se acercan a los lugares habitados.
  • El trébol lacio se yergue y eriza sus hojas cuando amenaza la tempestad.
  • Los enfermos reumáticos, al igual que los que han sufrido fracturas o intervenciones quirúrgicas, sienten reincidir sus dolores.

(E.M.E., Manual. Vida y movimiento en montaña, Madrid, 1981)

CUADRO-RESUMEN DE ELEMENTOS A CONSIDERAR PARA UNA PREDICCIÓN CIRCUNSTANCIAL DEL TIEMPO

Clase tiempo

Aspecto cielo

 Nubes

 Viento

 Barómetro

 Termómetro

 Animales

Otros indicios

Buen
tiempo

Despejado. Azul celeste, gris claro o rosado al amanecer. Rosáceo o amarillo naranja, con nubes de poniente al caer el sol. Por la noche, estrellas brillantes y poco numerosas

Cirros aislados o procedentes del Este o Noreste. Pequeños cúmulos o niebla matinal que desaparece bajo la acción de los rayos solares

Sin viento, o bien viento del Norte o del Este, moviéndose en el sentido de las agujas del reloj. La brisa asciende del valle por la mañana y desciende por la tarde

Sigue el curso normal, dando el mínimo hacia las 4,00 y a las 14,00 horas, y el máximo hacia las 10,00 y a las 23,00. La subida brusca denota buen tiempo transitorio

Sube gradualmente por la mañana y desciende por la tarde

Permanecen tranquilos y siguen sus hábitos normales

El humo se disipa rápidamente. En otoño no hay escarcha al amanecer

Cambio próximo

Sol pálido. El cielo verdoso, con franjas rojas y violetas al declinar el día. Halos o coronas solares o lunares

Cirros procedentes del Sur, del Oeste o del Noroeste. Cirrostratos y altostratos; también nubes como a jirones después de un cielo empedrado

Cambia de Levante a Poniente, o de Norte a Sur. La brisa de la montaña desciende por la mañana y asciende por la tarde

Descenso continuo e irregular a saltos de 4 a6 mm.

Notable aumento de la temperatura. No desciende al atardecer

Se sienten inquietos y los pájaros vuelan bajo, particularmente las golondrinas

El humo es denso y no se disipa. El fondo del paisaje es muy visible

Lluvia

Color rosa persistente. Sol pálido al amanecer y rojo al elevarse. Halo solar o lunar

Cirros en movimiento veloz. Los nimbostratos son las nubes características de la lluvia. Los altocúmulos, señal de aguacero

Del Sur, Oeste y Noroeste, arrastrando mucha nubosidad y girando en sentido inverso a las agujas del reloj. Ausencia de viento en el valle

Desciende lentamente. al iniciarse la lluvia asciende de nuevo

No sube durante el día

Los pájaros vuelan a ras del suelo. Los insectos se muestran agresivos y molestos. Los limacos, gusanos, etc., circulan por los senderos

Las letrinas y estercoleros huelen intensamente. En los lagos se nota olor a pescado

Tormenta

Cubierto por nubosidad densa y oscura. Halo solar o lunar

Altocúmulos y cúmulo-nimbos

Turbulento y frío, normalmente. En verano, viento del Sur

Cae con rapidez

Sube sensiblemente por la mañana y no desciende hasta el atardecer

Los tábanos, moscas y mosquitos aumentan su actividad agresiva

Se siente sensación depresiva y el aire se nota pesado

Ventoso

Amarillo anaranjado al amanecer. rojizo durante el día. Luna roja

Las primeras nubes del día avanzan por encima de nubosidad densa. Hay algunos altocúmulos, cirrocúmulos y nubes arreboladas

Sopla violentamente y a ráfagas

Desciende mucho y después sube bruscamente

Inicialmente baja o sube, según la naturaleza del aire que llega. Luego se mantiene estacionario

Los rebaños se refugian al amparo de las rocas o buscan sus establos

Con niebla persistente no hay viento