Belen Navideño

Belen Navideño

belenUna de las cuestiones en que más interés se ponía por parte de todos los socios, y especialmente por parte de Miguel, era la potenciación de aquellas actividades sociales que permitieran a los miembros de la peña estrechar relaciones entre sí y con las familias de los demás. Entre ellas era desde luego la colocación del Belén en el Purche y la comida anual de hermandad y correspondiente entrega de trofeos los dos acontecimientos que polarizaban la atención y el trabajo del mes anterior a la Navidad, con objeto de prever todos los detalles y que todo saliese a pedir de boca.

Siendo el Purche el lugar de donde tomaba su nombre el grupo, era natural que fuese ese el paraje elegido para colocar todos los años un Belén, costumbre establecida entre la mayoría de los grupos senderistas y montañeros granadinos desde largo tiempo atrás, teniendo cada grupo su sitio específico de colocación elegido en función de circunstancias y apegos particulares  NOTA 30

. En concreto, el sitio elegido por nuestra peña era –y es, pues tras la desaparición del grupo como tal es la única ocasión del año en que todavía se siguen reuniendo la mayor parte de los que sobreviven- una roca existente a levante del merendero. El día, el domingo inmediatamente anterior al Día de Navidad.

Miguel, meticuloso en todos sus actos, se encargaba todos los años de comprar las diferentes figuritas del Nacimiento, que él mismo pegaba sobre una pequeña base de madera. Hacia las ocho y media/nueve de la mañana del día indicado se salía andando desde los Rebites, camino de los Neveros arriba, repletas las mochilas de todo lo necesario para el festejo: Belén previamente montado, yeso para fijarlo a la roca (el musgo se cogía del terreno en el momento de la colocación; Pepe Ríos tenía la costumbre de cogerlo al pasar por la vereda de los Castaños), ponche, aguardiente, dulces y mantecados típicos de la fecha, etc. Como al acto asistían también la mayoría de las familias de los socios, especialmente sus mujeres, algunos subían en vehículo para trasladarlas.

Reunidos todos en el lugar, se procedía a colocar el Belén sobre una oquedad existente en la pared vertical de la roca, a una altura de unos tres metros sobre el nivel del suelo, acción que generalmente llevaban a cabo Nono, Rocino, Pedro, Fernando... o algún otro, ayudado por los demás, momento que solía servir de chanza y bromas dirigidas al escalador y ayudantes. A continuación, Miguel dirigía el rezo de una oración común en recuerdo de los compañeros ausentes y Valladares pronunciaba unas palabras relativas a los acontecimientos más sobresalientes acaecidos a lo largo del año en las que, como en él es habitual, no dejaba de lanzar sus peculiares pullas. Acto seguido era el momento de la confraternización, cuando se abrían las botellas de licor y las cajas de dulces y, reunidos en corrillos, se comentaban los hechos y sucesos –buenos, malos y regulares- del año transcurrido.

belen1Hacia el mediodía, terminado el acto y aprovechando todas las plazas disponibles en los vehículos –algunos se bajaban andando-, finalizaba la jornada en Pinos Genil, en el bar de Silvestre, donde previamente se tenía encargada una suculenta pitanza de productos típicos de la tierra (chorizo, morcilla, longaniza, salchicha, vino mosto del terreno, etc.) de la que daban buena cuenta los tertulianos entre bromas, risas, conversaciones y recuerdos compartidos.

Pero, como en cualquier acontecimiento de la vida, no siempre era todo regocijo, al menos desde el punto de vista de Miguel, quien en una crónica escrita el día 20 de diciembre de 1992 relativa al Belén de ese año, que a continuación transcribimos, se queja amargamente de determinadas actuaciones que él lamentaba:

“Salida en varios grupos, unos a los 8,5, otros a las 9 y otros en taxi hasta el Purche.

Como es costumbre, a las 11 de la mañana se colocó el Belén en el sitio de costumbre (encima de la placa de M. Gentil). Este año lo colocó A. Palacios (faltó González) y Miguel le alargó el musgo que Ríos traía de la vereda de los Castaños, como siempre lo coge en este lugar.

Después de colocado, el histérico Valladares dijo unas palabras para los montañeros y Miguel su clásica oración por los compañeros desaparecidos. A continuación nos tomamos los clásicos dulces de Navidad y unas copitas de ponche. Los componentes fueron: José Ríos, Valladares, Pedro, Serrano, M. Serrano, A. Martín, Palacios, Sanjuan, José Rocino, Juan Hervás, A. Garrido, Rafa, Juani, Peregrina y Miguel Martínez, Julio y Pepi.

belen2Terminado el acto de la colocación del Belén nos marchamos a Pinos, donde la Peña tenía preparado lo clásico de todos los años: 2 kg de morcilla, 2 kg de longaniza, 2 kg de salchicha, tres fuentes de ensalada y tres botellas de vino mosto regaladas por la viuda de Silvestre como todos los años. Aparte había choto en ajillo, esto a pagar por los que se quedaron a comer con sus mujeres, lo que originó una trifulca entre Juan Ríos y otros de la Peña, aunque la sangre no llegó al río.

Este episodio, que ya se repite por tercer año consecutivo, está desuniendo a la peña en este día tan hermoso para la peña; es el día de la unión de todos los hombres por ser día de Navidad y este día se marchan muchos compañeros con nostalgia recordando otros años en que éramos una piña, cantando villancicos, estando todos contentos; ahora sin embargo hay algunos descontentos y yo M. Martínez, como fundador, me duele mucho. No culpo a nadie, pero algunos lo deberían pensar; en el Nacimiento estuvimos 17 y en el choto 30; algunos pertenecientes al Grupo no estuvieron en el Purche pero estuvieron en la comida; no debía poner sus nombres pero los anoto porque así no se olvidan: Miguel Fernández, Fernando Palacios, Juan Ríos. Y otra anécdota: un cuñado de Sanjuan fue el que tuvo la culpa de que Juan Ríos se enfadara; una persona extraña en la Peña que dispusiera, cogiendo y decidiendo las botellas de güisqui y demás cosas; esto no puede seguir pues la Peña no son juergas”.